viernes, 25 de octubre de 2013

Poemas prestados #43

Muchas gracias a todos los que nos han enviado sus poemas con las palabras prestadas por la calle en el Barrio de las Letras, Madrid. Te animamos a que sigas participando en la cuadragésima cuarta edición que empieza el viernes 8 de noviembre del año 2013.

Premio al mejor poema seleccionado por la editorial Cuadernos del Vigía. Enhorabuena a Xisca Minart quién recibirá un libro de la editorial.






A continuación publicamos los poemas escritos a partir de las palabras prestadas:
velero, leído, frutos, caduco y juventud.



❆ ❆ ❆



Leer en las gotas de lluvia
la historia de todos los mares
ver la juventud en el rostro ajado
el nuevo árbol en el fruto caduco
el suspense en el silencio.
Mientras yo sigo llorando por lo perdido
el viento se dibuja en los lienzos de un velero.


Xisca Minart
Palma de Mallorca


❆ ❆ ❆



Navego la tarde

He leído “juventud “
en espirales desprendidas
de frutos que ascendían como aves paraíso.

He escuchado la frescura
del mar siempre acariciar el velero
y las cenizas.

Sentada en la tarde, ví caducar
las palabras y los besos
sin saber que me llevaban también.

Cuando la música
se va
solo queda
el silencio.


Paloma Bienert Barberán
Santander, España


❆ ❆ ❆



Velero de cristal

Como velero de cristal
en un mar de nata,
expresión de un caduco recelo
en tarde dominical.

Como fruto del pecado
en un campo de metal,
sentimiento que a la razón
aturde y arrebata.

Como poema leído
en una mirada honesta,
razón de ser de un justo
sentimiento sacrificial.

Así la juventud pasó
leve y superficial,
con la lógica extensión
de la ignorada hora funesta.


Julio Alcalá Neches
Castellón, España

julitoches.blogspot.com


❆ ❆ ❆



Navegante ufano

Navegué como velero que anda perdido en la mar,
En mi breve juventud que ahora se ha marchado ya.
Desandando arduos caminos sin detenerme a pensar
Que el que largo tiempo anda, termina por resollar.

Comí frutos en los bosques, agua fría en el manantial.
Mientras oía el dulce canto que alegre el cenzontle da.
Han leído otros las historias de cuando me iba a viajar,
Entretanto yo caduco y viejo, ya comienzo a agonizar.


Alejandra Georgina Laorrabaquio Saad
Estrasburgo, Francia


❆ ❆ ❆



En un velero

En un velero
leo
la danza que
hace las
olas
con la juventud
que da los frutos
para recibir
el roció
que trae el
amanecer
que no caduca
con el tiempo
por que
da a conocer
el brillo incesante
del sol
en pleno
invierno.


Martha del Pilar
Italia


❆ ❆ ❆



He leído en tu mirada,
el paisaje
que devuelve
viento
a la quietud
de nuestras bocas;
y un antojo,
como piel de manzana
que invita
al primer mordisco.
                        [La Juventud…

Con lozano empeño
me pongo a la faena,
empezando a renovar
los estantes de mi pecho,
y a deshacerme de todo
lo caduco,
a regalar mi pasado
a quien nunca lo tuvo:

Toma este velero,
que aún su botella
conserva el olor del mar,
                        renace]

Ocupo cada repisa
con latidos amarillos
y una mesa de caricias
a la que regresar
hambrientos.

He leído en tu mirada
una sonrisa,
y yo,
te dibujo la mía
junto a los frutos rojos
de primavera,
                        con un poema.


Suso Torriente
Madrid, España


❆ ❆ ❆



El sino del nómada
          (…llegar allí es tu meta
          más no apresures el viaje:
          mejor que se extienda largos años.-K.Kavafis)


Se sentó al borde del abismo, ya muy cansado
tras vivir una vida extensa y trabajosa
-agotado su cuerpo de ganadero fuerte, pero ya caduco-
en la que había guiado manadas, piaras, rebaños
pero también –como homenaje al muerto-
había plantado vides, olivos, trigo
y manzanos que daban, hacía muchas cosechas, frutos.
Además, había sembrado de hijos incestuosos
los vientres de sus hermanas por el mundo.
Ya no hablaba con dios, que seguía sordo para él
pero había visto, leido, catado, escuchado, palpado,
y pecado mucho.

En su juventud, siendo él pastor, mató a su hermano
-a quien le sembraban sin esfuerzo ni sudor los ángeles
los campos mientras rezaba- con una quijada de burro.
Debía ser el muerto agricultor la imagen y semejanza
auténtica de ese extraño cósmico que inventó a su padre
y envió a la serpiente con la fruta prohibida a su madre,
porque aquella muerte, en verdad, le enfadó mucho.
Tanto que,
desde entonces, nunca se volvió a hablar con la familia.

Entonces, sin guía, llegó al finisterre. Con un velero
había atravesado los océanos; había escalado
montañas, atravesado selvas y desiertos hasta
llegar a los confines más ignotos del mundo.
En el filo de aquel barranco terminó, solo, su huida
de nómada transhumante.
Y así empezó nuestra vida.



Gabriel Merino
Madrid, España


❆ ❆ ❆



Cuando el olvido naufraga

Buscaba una respuesta en el aire.
"Tengo que olvidarte", pensé.
Y en mares embravecidos, con un pequeño velero me aventuré.
Soñé que el aire del mar podría limpiarme la piel.
Y la sal, rascar un poco más,
hasta el hueso, hasta la sangre
que bombea mi corazón, pero le hace vivir a él.

Había leído una vez,
sobre amores caducos
y naufragios que duelen.
De inocentes amores heridos,
que buscando el olvido en el mar,
encontraron fantasmas conocidos,
sal en las heridas,
soledades llenas de humedad.

Supongo que algunas veces,
ni los frutos de mi juventud,
pueden ayudar a que yo aprenda,
que la inmensidad del océano no está hecha para olvidar.
Y cuando en el horizonte no ves el final,
es para que sueñes y creas
que todo eso más que al olvido, se acerca al concepto de amar.

Que no te puedes beber los mares
y ahogarte de pena en ellos.
Que en esta isla yo naufragué,
pretendiendo desafiar al olvido
y el camino de regreso olvidé.
Y aquí me quedé varada,
sola, perdida, salada.
Pensándote.


Romina Martín Martín
Madrid, España


❆ ❆ ❆



Tumbas de piel

Había niños que se miraron en el mar
y desde el velero vomitaron la verdad.
No podían soportar ser gusanos del tiempo,
ser flores secas tiradas en un contenedor de plástico,
les dolerían mucho cambiar de piel.
Cuando los bautizaron
no se percataron de la crueldad del silencio,
de la noche que guardaban sus espaldas.
Los entendí, yo también vomité
por intentar ahogarme en la juventud,
solo es un reflejo húmedo,
lo otro es tener la cara de Dios.
Dudé si habían leído sus pies
y lloré porque tomé un yogur caduco.
Los alimentos están hechos como nosotros.
Somos frutos de la tierra.
Lloré cuando podía ser la página
de otra página que se pondrá amarillenta
pero cuyas palabras no se borrarán
por mucho cemento que las cubra.
Vomité porque quería sentir la nieve
en vez del olvido.


Patricia Úbeda Sánchez
Almería, España

persefonemaldita.blogspot.com


❆ ❆ ❆



El velero de la sociedad está etéreo
mientras, amanece balanceándose el otoño
sobre frutos de un sabor amargo...
Y hojarasca sin un ápice de frondosidad.

Han leído las primeras gotas de rocío
que al filtrarse surgen rayos de luz
hacia caducas palabras.


Juliana Mallén
Madrid, España


❆ ❆ ❆



Pasado, presente, futuro.

Pasado:

Sueños de juventud
en la soledad de un poema
leído a destiempo.

Presente:

Lienzo inacabado
bodegón claroscuro
de frutos caducos.

Futuro:

Velero sin viento
varado en la sombra
sin rumbo fijo.


Lola Álvarez Feito
Madrid, España

midulcerutina.blogspot.com


❆ ❆ ❆



NO HABLAMOS DE VELEROS

No hablamos de veleros
con las velas al sol de mayo
ni hablamos de los frutos maduros
de la tierra
ni de la juventud que se va para no volver.
No hablamos de caducas lecturas
ni de libros no leídos,
manuales de pasados soles nublados
ni canciones de amor y reuma.
No hablamos de aviones que despegan
ni de árboles que arraigan
ni de cielos despejados
ni de flores ni caramelos.
No hablamos de nada, en realidad.
Tan de nada hablamos
que no hablamos nada.

Y por eso ya no somos.


Pon
Madrid, España


❆ ❆ ❆

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